Trabajamos para conservar este espacio natural y la cultura bijagó, desarrollando proyectos de cooperación.
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¡Mira lo que ya hemos conseguido!
Preservación de la cultura bijagó
El destino de Okinka Pampa fue el de ser reina de la sociedad bijagó, en las mismas islas donde nos encontramos. Fue su valor, carácter pacífico y responsabilidad de proteger su pueblo lo que hicieron que tuviera éxito en las negociaciones de paz con los portugueses. El reino de Portugal avanzaba en la costa occidental de África, la parte continental de Guinea Bissau ya había sido conquistada, las islas, a unas pocas horas de la capital, suponían un lugar ideal para ampliar puertos y crecer económicamente.
Los portugueses avanzaron su conquista por las islas, obligando a cederles las tierras y esclavizando a la población. Fue esta reina, quien un tiempo atrás, antes de ocupar el cargo, dudó sobre sus capacidades de liderazgo, quien supo plantar cara a las injusticias de su pueblo y negociar a su favor frente al mando portugués. Dio todo lo que tenía: ganado, comida, bebida para el ejército a cambio de la paz para su gente. Lo consiguió.
Hizo una serie de reformas para aumentar los derechos de la mujer y acabó con la esclavitud. Hoy es recordada en todo el país como su reina más querida.
«El ejemplo que dio Okinka Pampa, su voluntad de cuidar a su comunidad, de mantener intactas sus creencias, su cultura y su pueblo, es lo que nos hace dar continuidad a este proyecto que ya hace más de cien años comenzó ella.»
En este tiempo, nos hemos dedicado a ayudarles a recuperar sus bailes tradicionales, la confección de los trajes y recuperar antiguos oficios como la ebanistería. Y le damos continuidad ya que queremos que estas tradiciones perduren para que otros puedan conocerlas también. Hemos visto que la globalización es capaz de llegar a unas islas tan remotas como estas y es algo natural. Los más jóvenes parten al continente o al extranjero en busca de nuevas oportunidades. Nosotros queremos ayudarles a generar interés por su identidad cultural y que, si salen, salgan reforzados por ella misma.
Hemos conseguido financiación para el desarrollo de muchos microproyectos de diferentes entidades o personas que han conocido nuestro trabajo y aún nos quedan muchos más por hacer.
Estudio del manatí africano para su conservación
El manatí africano sigue siendo un misterio para los investigadores. Habita en la costa de África Occidental y es difícil de estudiar. Los pescadores de la isla de Orango los han visto en varias ocasiones acompañando dócilmente sus barcas. Es por ello, que decidimos colaborar y hacer un proyecto que ayudara a aportar más datos sobre esta especie y ayudara a las futuras investigaciones sobre la misma.
Para alimentar tu curiosidad te contaremos que se trata del único mamífero marino herbívoro, de ahí que se le conozca como “vaca marina”. Aunque son parecidos a las focas o morsas en aspecto, en realidad están emparentados mucho más cerca con los elefantes que con estos. Pertenece a la familia de los sirénidos que viene, efectivamente, de la palabra sirenia en griego antiguo, sirena, aunque dista mucho de parecerse a este ser mitológico.
El manatí africano nunca deja el agua, ni si quiera para parir. Tiene movimientos lentos y pesados, por eso fue, durante mucho tiempo, presa fácil de caza, tanto su piel como su carne eran valiosas. Quizás sean huidizos por esta lección de vida aprendida.
El pueblo bijagó los considera un animal sagrado y está prohibida su caza. Gracias a la cultura animista de los habitantes de las islas, se ha podido preservar mejor el manatí africano, que desde mucho antes de que las personas habitaran las islas, ya nadaba plácidamente por sus costas.
Actuaciones para la mejora de la seguridad alimentaria de la población bijagó
La población ha ido creciendo y, en consecuencia, abriendo nuevas zonas de agricultura, estrechando su proximidad con los hipopótamos. No hay que olvidar que este animal es herbívoro e ingiere unos 60 kilos de frescas hierbas al día. Las bolanhas, son los cultivos de arroz por inundación tradicionales del pueblo bijagó, un auténtico manjar para esta especie.
Cuando llegamos al parque y hablamos con su gente, la primera cosa que nos dijeron era que necesitaban ayuda porque los hipopótamos se comían sus campos de arroz. Aparte del destrozo y la ingesta de plantas suponían un peligro para las familias que vivían en el mismo campo para su cultivo y cuidado.
Nos pusimos en marcha y, tras pedir financiación, desarrollamos el proyecto. Primero probamos con una maleta de sonido que se activaba con infrarrojos, para asustar por la noche al animal, reproduciendo diferentes sonidos, sirenas, voces, ladridos…pero poco le imponía a nuestros amigos. Lo intentamos entonces con un cañón de gas que se activaba por los propios agricultores, efectuando un sonoro estruendo, pero tampoco resultó ser muy efectivo porque los hipopótamos se acostumbraron y tampoco era muy saludable para la conciliación del sueño de las familias que vivían dentro de los campos. Finalmente, dimos con la solución, sencilla, eficaz y sostenible: un pastor eléctrico-solar.
Con tan solo una pequeña batería solar, el cuadro de mando podría estar activo toda la noche y asegurar el cultivo de arroz con un alambre electrificado con bajo voltaje. Sin dañar al ecosistema ni a sus habitantes, logramos dar solución a un problema de alimentación del pueblo bijagó. Los hipopótamos se quedaron en la zona buscando otras apetitosas hierbas que cenar sin entrar más en los campos de arroz.
La cosecha de arroz se llegó a duplicar teniendo para su propio alimento y reserva.
Mejora de los puestos de salud
No sólo la reconstruimos, sino que además buscamos enfermeros cualificados que pudieran atender esta comunidad. Desde entonces, es nuestro hotel y asociación los que nos encargamos de cubrir los sueldos de los trabajadores de la enfermería, mejorando la calidad de vida de la aldea de Eticoga y otras cercanas, apostando por un desarrollo local y sostenible.
Pero quisimos ir un poco más allá porque nos dimos cuenta de la precariedad de los pequeños puestos de salud que había en las islas del Parque Nacional de Orango. Algunas poblaciones estaban, incluso, a más de 20 kilómetros de ida y de vuelta del puesto de salud más cercano, lo que dificultaba la atención primaria de niños y adultos. Y decidimos buscar financiación y rehabilitar los puestos de salud de otras aldeas, como la de Acagume y la de Ambuduco. Además, puesto que una de nuestras rutas ecoturísticas pasaba por Ambuduco podíamos hacer un seguimiento fácil de su uso y estado de conservación.
Cuidado del ecosistema con construcciones elevadas
Incluso la escasa presencia de personas en una zona como es el Parque Nacional de Orango pueden ir causando pequeños daños, erosiones en el ecosistema, lo que hace que la flora vaya desapareciendo y la fauna busque nuevos espacios lejos de su hábitat natural.
En este sentido, quisimos preservar los manglares por donde pasábamos, buscamos financiación y pudimos construir unas pasarelas elevadas. Se fabricaron con madera local y con esto conseguimos, además de conservar la biodiversidad de la zona reduciendo nuestra huella, facilitar el acceso de la población a los botes de pesca.